Barcelona Degusta

Después del verano inicie la “antidieta”, del nutricionista americano Harvey Diamond, que se resume básicamente en el método Montingac de no mezclar las proteínas con los hidratos de carbono en la misma comida y tener así una digestión más ligera. Y os comento esto, no porque quiera darle publicidad a esta dieta, que por cierto funciona, sino porque desde entonces me cuidé de comer fuera, porque siempre es más difícil seguir una dieta en un restaurante que en casa, e incluso dejé de cocinar platos elaborados y nuevas recetas en casa, por lo que no tenía nuevos descubrimientos culinarios que comentaros .

No obstante como el mundo de la cocina me encanta no he dejado de curiosear por las tiendas que han abierto nuevas en Barcelona y por alguna que otra feria como el Barcelona Degusta.

Al contrario que la feria gastronómica que se realizó en Gerona, donde acudieron los grandes chefs del momento (entre ellos Ferran Adrià) esta estaba dirigida al público, que no falto a la cita. Se presentaron productos nuevos como el jamón de conejo, o las aguas de sabores (estas ya las había visto en Estados Unidos), en un intento de introducirlas al público, o al menos ver su reacción. Pero aunque había productos de todas las comunidades autónomas, de Europa y de algún que otro país (comida japonesa, hindú, árabe…) los estands que triunfaron fueron los que ofrecían comida gratis. Y es que el movimiento se demuestra andando. Colas en las nuevas sopas Gallina Blanca, en las nuevas pizzas Buitoni… y sola una pastelería siciliana que lucía un bellísimo escaparate multicolor o el estand de Navarra, donde Alex Múgica nos deleitaba con unas deconstrucciones de morcilla de arroz para chuparse los dedos acompañadas de un Palacio de Ozazu crianza 2003, elaborado con tempranillo, merlot y cabernet sauvignon que, como dicen en mi tierra, quitaba el sentío. Las catas de vinos y jamón a reventar.

Curiosidades: una cata de sal, una experiencia muy interesante. Probamos una colorida variedad de sales marinas y sales de rocas de todo el mundo. Sal recolectada a mano de fuentes saladas en Ávila; negra cristalizada en arena volcánica de Chipre; sal del mar negro al que un alga especial le da un color marrón; sal naranja mezclada con especias de Bengala; sal roja de Hawai… Además del color, el sabor y la textura también muy diferente.

Y como seguro que el hablar de comida os ha abierto el apetito (y para que veáis que en mi familia no soy yo la única freaky) una sencilla receta de “Arroz a la cubana”, preparada con mucha gracia por mi prima Anabel.